Crítica de Arte - Liang Domínguez Fong



Liang Domínguez ha hecho un acopio de recursos que aprendió de maestros del grabado como Chocolate, Nelson Domínguez y Belkis Ayón, sin embargo sus obras, acusaron desde muy temprano una singular perspectiva de originalidad. La figura femenina, recortada contra los fondos constituía el motivo único de un conjunto de telones o banderolas que creaban una singular heráldica; usaban el cuerpo para interpretar la lógica y dinámica de sus movimientos -físicos y espirituales- hasta petrificarlos en imágenes de acusada objetualidad. El sentido gráfico de aquellas obras -Nacimiento, El amuleto, La hoja, Pedestal, Procreación, (Laberinto, Centro de Arte Contemporáneo Wifredo Lam, 1999), traía a colación la ubicuidad sígnica de prototipos de la cultura popular como los exvotos, las sombras chinescas, el teatro de máscaras, o las estampas japonesas.

Su más reciente proyecto Soñando en blanco y negro da continuidad al trabajo con el cuerpo, pero esta vez son siluetas de la artista, quien se usa a sí misma como patrón humano de alcance universal. Como un recurso metafórico de la condición transfigurada del arte se entrecruzan lo individual y la experiencia colectiva. Referencias a la música, sus instrumentos, la gestualidad del ejecutante, la similitud entre la funcionabilidad de los órganos humanos y las tensiones de la ejecución musical, etc, son algunos de los comentarios que de aquí se derivan. Mucho más profusas que en el trabajo con la gráfica estas obras alcanzan a incluir otros materiales y técnicas sometiendo al pellón como soporte de una huella pictórica.

Dannys Montes de Oca Moreda

La Habana, noviembre del 2004


"Entre el milagro y la mujer máquina"

La plástica cubana está marcada por un amplio repertorio de creadoras pertenecientes a generaciones distintas que, desde una obra plural, han explorado y defendido el grabado. Entre ellas vale resaltar a Lesbia Vent Dumois, Antonia Eiriz, Belkis Ayón y Liang Domínguez Fong.

Liang nació en La Habana, el 24 de enero de 1975. Son sus padres Nelson Domínguez Cedeño y Flora Fong García quienes, junto a su hermano Li Domínguez Fong, se han constituido como una familia artística, reconocida en el contexto nacional e internacional. De modo que, Liang emergió desde poderosas fuentes nutricias, favorecedoras para la creación. Al mismo tiempo, es este un buen ejemplo que verifica el fenómeno conocido como "Carga Genética", entendiéndose que la aptitud también viene desde la sangre.

Es constatable que aparejado al desarrollo individual de cada uno de los miembros de la familia Domínguez Fong, también se identifican puntos de convergencia y lenguajes comunes que permiten delinear proyectos curatoriales conjuntos. Fue la exposición China in Blood la protagonista de este ensayo, organizado en ocasión de la novena Bienal de La Habana en 2012. Posteriormente surgieron Conexión 4 (Villa Manuela, 2015); también con itinerancia en prestigiosas galerías de los Estados Unidos,[1] seguido por Conexión 5 ―perfilado para la Galería de Arte de Kuala Lumpur, Malasia, y exhibida en otras ciudades asiáticas―. Conexión 4. Segunda Edición se presenta esta vez bajo los auspicios de Galería Habana, institución que en 2022 cumplirá sus sesenta años de fundación, marcados estos por consecuente y sostenida vocación promotora de lo mejor de las artes plásticas cubanas.

Graduada en la Academia de San Alejandro en 1993, Liang continuó sus estudios en la Universidad de Las Artes (ISA) y durante cerca de dos décadas se ha desempeñado como Directora del Taller de Gráfica Contemporánea; connotado proyecto creativo y pedagógico, de renovadora inspiración, arropado por el magisterio de Nelson Domínguez.

Incuestionablemente, Liang se afianza como una de las figuras que, con mayor apego, han defendido la práctica del grabado en Cuba durante el periodo de entresiglos. La solidez de su oficio ha sido ratificada por la crítica especializada, sostenida esta por la continua práctica expositiva donde los textos curatoriales, escritos por nombres muy bien avalados como Nelson Herrera Isla, Yolanda Wood, Margarita Sánchez Prieto,Dannys Montes de Oca y David Mateo, entre otros, así lo confirman. Durante su estancia en ARCO 2004, representada por Galería Los Oficios, Liang, Sandor González y Antonio Espinosa fueron considerados "Artistas futuribles up and coming", lo que catalizó su participación en eventos foráneos, que ya venían enlistándose en su hoja curricular, junto a la inclusión de sus obras en colecciones privadas de EE.UU., España, Suecia, Francia, China y Malasia.

Dentro de su historial expositivo, resultó significativo integrarse a los veinticuatro creadores distinguidos para el proyecto Arte Cubano. Más allá del Papel, organizado por el Centro de Arte Contemporáneo Wifredo Lam y el Centro Cultural del Conde Duque y de Iberia. Ella seleccionó para la ocasión seis colagrafías sobre pellón, pertenecientes a la serie Tejiendo destinos de 1999, donde defendía la impresión como obra original, a partir de una matriz única; concediéndole al grabado igual importancia que a la pintura.

La poética de Liang ha estado pautada por circunstancias que han definido su vida, aunque su éxito está en que ella conoce los secretos para entenderse con el lienzo y el papel como soportes recurrentes y también se ha extendido hacia la escultura, el diseño y el fascinante mundo de las pasarelas, desde su asidua presencia en el proyecto Arte y Moda. Ella convierte al ser humano en el centro de sus preocupaciones ideoestéticas, por lo cual le otorga a sus obras valor universal.

Desde el punto de vista formal, sus cuerpos adquieren especial belleza, movimiento y frescura, porque se empeña en explorar toda la flexibilidad que de estos se logra y por ahí la delata su ascendencia china. Siempre medita sus trazos: precisos, coherentes, como si se tratase del antiquísimo taichiquan o las teorías del Ying y el Yang, tornadas imágenes. Decía un experto en Pintura Tradicional China: "Quien es admitido para exponer en China: ¡Sabe pintar! ¡Nosotros somos corteses, pero no adulamos!", y Liang ya ha expuesto varias veces en ese país, lo cual habla de su madurez, habilidad y oficio.

Siete obras figuran en esta exposición: El milagro, El campo de flores, El misterio de la espera, La fuerza, Litoral, Sumergida y Antirreflejos. El Milagro es esencial dentro de toda su producción, es su experiencia personal, en la que generaliza la maternidad como una condición de las féminas. Con todo propósito viste a la futura madre de intenso amarillo; color que en las religiones afrocubanas se identifica con Oshún o La Virgen de la Caridad del Cobre, pero con pelo de corcel negro y personifica al hombre de unicornio, para completar un entorno místico, bien preparado para que la gravidez llegue a feliz término.

El Misterio de la espera es el retorno a lo autobiográfico, desde una personal visión sobre la concepción del ser humano; resultado de la simbiosis natural que viene con el acto de amar, propio del ciclo de la vida, cuando ocurre el alumbramiento. El Litoral es un homenaje alMalecón habanero; monumental asiento, con el infinito mar de fondo, donde dos parejas combinan un espacio de convergencia y yuxtaposición de intereses. Fuerza habla sobre la interpretación tradicional de la vista como trasmisora de energías positivas o negativas y, finalmente, Antirreflejos seduce desde la belleza de una dinámica escultura en bronce, espejo y mármol negro.

Las sugerentes propuestas de la primogénita de la familia Domínguez Fong para esta muestra colectiva confirman la idea de que Liang se ha ganado un espacio entre los creadores y movilizadores del arte cubano contemporáneo. La permanencia de sus asuntos, unido al exquisito dominio del oficio, hacen de su estética y de sus temas un modelo para los nuevos tiempos, donde la síntesis y lo colectivo se colocan como imprescindibles. Sin lugar a dudas, estamos ante una artista habilidosa, que desde su obra ha discurrido sobre el milagro de su pequeño Kiong, al tiempo que se compara con la "Mujer Máquina," en alusión a su incansable entrega al trabajo; manejando diversidad de asuntos a la vez, siempre aportando. ¿Cuándo crea? ¡No lo sabemos...! ¡Eso también le viene de sus padres!

Teresa Toranzo Castillo

6 de julio de 2020